Independientemente de la teoría que pueda existir en cómo afrontar un conflicto, hay dos cuestiones básicas que debemos tener en cuenta y son EL INTERÉS y LA COMUNICACIÓN.
Con respecto al INTERÉS, cuando se produce un conflicto, ambas personas deben querer solucionarlo. Está claro que si para una de las partes, la otra no es importante, el solucionarlo o no, no es una de sus prioridades, por lo que el conflicto en sí no se solucionará.
La COMUNICACIÓN, es algo básico en las relaciones humanas, no hay relación si no hay comunicación, sea de la manera que sea. Se aconseja siempre esperar a poder mantener una conversación a que los ánimos se hayan calmado, pero una vez transcurrido el tiempo, se debe poner sobre la mesa qué ha ocurrido, entre otras cosas, porque puede que una de las partes no sea consciente de qué ha podido hacer para enfadar a la otra parte y porque también puede suceder que todo haya sido una mala interpretación.
Sea como sea, el mutismo selectivo que usan algunas personas cuando se sienten mal con otras es un mecanismo infantil que no lleva a ninguna parte, sólo a cronificar el conflicto y el dolor. Y una vez que se ha hablado se decide si nos merece la pena seguir manteniendo relación con esa persona o no, por supuesto, pero siempre desde un modelo adulto.