Por más que me dedico a observar y a analizar la conducta humana, no dejo de sorprenderme de la riqueza comportamental en la que nos movemos.
Me atrevo a decir que existen tantas formas de afrontar y de salir de situaciones como personas hay en el mundo, por supuesto, unas se parecerán más que otras, pero siempre tendrán una individualidad que posiblemente esté mediatizada no sólo por la personalidad de cada uno, sino también por el aprendizaje de cómo han salido de situaciones las personas de nuestro alrededor significativas para nosotros.
Existen los que huyen de las situaciones, los que les viene la dificultad y se centran en ella, desapareciendo de todos los lugares para estar únicamente pendiente de lo que se trae entre manos porque necesitan toda su energía para ese trance.
Otros, en cambio, se apoyan aún más en su red social (pero las redes físicas y emocionales, que son las mejores!!), porque para ellos, el peso de la situación si es compartido, pesa menos. Los que no sueltan palabra y los que necesitan airearlo por todas partes. Los que creen que pueden menos de lo que pueden en realidad, los que creen que puede con todo y hay que agarrarlos para que no se hundan. Los que luchan mientras dura el trance y cuando pasa se caen. Los que se convierten en meros observadores porque deben preservar su integridad emocional…
Cada persona sale de las situaciones de una manera diferente y a una velocidad diferente y todas ellas son dignas de respeto. No vale la típica frase: «yo en su lugar….», «yo es que no entiendo, porque si hace tal o cual cosa…..». NO!, lo que tendríamos que hacer es decir, «¿Cómo te puedo ayudar?» y adaptarnos a lo que nos digan, sin juzgar si es la mejor forma o la peor, porque ahí estaremos poniendo de nosotros mismos y eso no es lo que vale en esos momentos y realmente soy consciente de que es muy complicado, porque tendemos a ayudar a resolver desde nuestra propia perspectiva, pero esa no es la manera.
¿Y tú, cómo sales de las situaciones?