Desde hace algún tiempo quiero escribir este post porque hay veces que aún trabajando día a días con niños y padres, aún me sorprende algunos comportamientos.
Os lo expongo y vosotros me corregís si no estoy acertada.
Existe un anuncio en televisión de un lavavajillas en el que nos convence de que es muy bueno ( y no lo dudo) limpiando una fuente de lo que podría haber sido macarrones con tomate con restos bastante secos…
En el anuncio, se nos hace ver que esa fuente lleva varios días en la habitación del adolescente (al menos es la película que yo me he montado) y mi duda, inquietud, sorpresa, decepción…es:
Si la publicidad siempre intenta reflejar la realidad para que podamos sentirnos identificados y así comprar el producto y que la bandeja nos quede igual de reluciente que en el anuncio…entonces nuestros adolescentes almuerzan o cenan en su habitación???? ¿solos? ¿aislados? ¿en su mundo? ¿a la vez que, supongo, y para hacer mi película más completa, están enganchados a un ordenador?
Espero que no sea así.
Espero que nuestros adolescentes, aún no coincidiendo con los horarios de sus padres, no almuercen ni cenen en su habitación, sino que compartan aunque solo sea espacio en la casa.
Si fuera así, ¿qué estamos haciendo?. Me llegan a consulta padres desesperados porque sus hijos son auténticos desconocidos, que sólo paran en su habitación, que es imposible mantener una conversación con ellos, que no saben por dónde respiran, que su casa no es un hogar, sino un hotel donde cada uno vive en su habitación…
Vamos a intentar darnos cuenta de la necesidad de compartir momentos con nuestros hijos precisamente en esas edades en las que ya cada vez es más complicado coincidir con ellos.
Espero, de verdad, que lo podamos conseguir.
