No tengo que explicar que esto de la crianza va por modas, como todo en la vida.
Tener 4 hijos en 12 años, me ha permitido ir evolucionando en la crianza según los diversos estudios que iban surgiendo. Así, como ejemplo, el primero durmió boca abajo, el segundo de lado, el tercero tendente a hacia arriba y el cuarto, definitivamente hacia arriba.
En mi trabajo, he ido viendo cómo los niños, independientemente del sexo, tardaban más en andar y muchísimos no gateaban, con el perjuicio que esto conlleva para la atención y para la fortaleza de sus espalditas, esas que luego deben ir cargando con mochilas que pesan más que ellos.
Y es que, vivimos desde hace unos años en la generación del boca arriba. Duermen boca arriba, están en sus sillitas boca arriba e incluso les compramos mantitas de estimulación que tienen los estímulos….arriba!
Se nos ha olvidado que los niños también deben estar boca abajo, que debemos ponerlos en las mantitas en el suelo para que tengan la opción de reptar, para poder voltearse, para después gatear, para poder intentar ponerse de pie, después ponerse de pie y por último empezar a dar sus primeros pasos.
En estas crianzas en las que queremos controlar cada respiración de nuestros hijos y nos saltamos pasos importantes para su evolución posterior, los niños no han conseguido sentarse ( en torno a los 8 meses) cuando ya los estamos poniendo de pie, sujetándolos por las manitas, les ponemos barritas en sus habitaciones para que se enganchen y suban, o las arandelas en los parques cuna con el mismo fin.
¡Qué contentos nos ponemos todos cuando nuestros niños ya están andando!!, pero ¿para qué?. Tendemos a adelantarles o suprimirles etapas sin sentido ninguno y pretendemos que estén estimulados de una manera artificial, cuando en lo básico, en la motricidad les ponemos su mundo….BOCA ARRIBA!!!!