El síndrome del nido vacío es un conjunto de sentimientos negativos, como tristeza, vacío. soledad, ansiedad… que experimentan los padres y madres (aunque es más frecuente en mujeres) cuando sus hijos se marchan definitivamente de casa.
Se produce cuando estamos volcados en el rol de la paternidad y de pronto, dejamos de hacerlo, entonces tenemos un vacío y debemos readaptar nuestras vidas.
Está claro que unos padres nunca van a dejar de serlo por el simple hecho de que los hijos ya no vivan en casa, pero ellos tienen que aprender a soltar y a darse cuenta que los hijos ya tienen otra vida. Esto se complica cuando la personalidad del padre o de la madre es dependiente, ya que el hecho de dejar ir lo vivirán como un abandono.
Por otra parte, una de las consecuencias que nos encontramos cuando los hijos dejan el hogar es que la pareja se vuelve a reencontrar y a veces es complicado el ajuste, ya que las personas crecemos día a día y a veces no en la misma dirección.
Pero ¿cómo podemos minimizar o superar esta crisis? :
– Lo primero es darnos cuenta durante toda la crianza que no podemos centrarnos sólo en el rol de padres, sino que además debemos «ser personas», así, cuando llegue el momento, tendremos otros frentes abiertos por los que vivir.
-Ocupar el tiempo en cosas que nos guste y que antes no nos daba tiempo porque el rol de padres nos gastaba todas nuestras horas.
-Volver a disfrutar de la pareja en su totalidad.
-Viajar.