Pues aquí estamos de nuevo, un año después.
Ha sido un año raro, intenso, descolocado…
Hay generaciones que viven guerras y a nosotros nos ha tocado vivir una pandemia. Nunca somos conscientes de las palabras hasta que no las vivimos…pandemia…fíjate qué palabra.
En mi vejez, si llego, mi palabra pandemia será sinónima de añoranza, de melancolía, de ser cautelosos…pero también lo será de fortaleza, de decisión, de amor y cuidado del otro.
Hay muchos que, por desgracia, se han quedado en el camino, pero los que seguimos andando, tenemos que ser ejemplo de responsabilidad, de resiliencia, que no es otra cosa que la capacidad de volver a estar bien, después de haber estado mal emocionalmente, como una gomilla que la estiras y cuando dejas de estirar vuelve a su sitio, de aguante, de adaptación.
De todo lo malo se puede sacar algo bueno, y sí, es cierto, es muy fácil hablar pero muy muy difícil vivirlo y aún así, seguro que podemos sacar algo bueno. Por todo esto, os quiero desear Feliz Navidad más fuerte que nunca.
Feliz Navidad, porque Navidad significa nacer y vamos a nacer de nuevo, como cada año.
Feliz Navidad porque la alegría es como una luz y tenemos más que nunca la obligación de iluminar a los demás.
Feliz Navidad porque la Esperanza y la ilusión no nos la quita un virus.
Feliz Navidad porque estamos aquí y estamos aprendiendo a vivir el hoy, que el mañana no lo tenemos.
Feliz Navidad porque «miramos» más a los nuestros y sabemos la suerte que tenemos y los disfrutamos más.
Feliz Navidad porque si nos falta alguien, somos nosotros los que estamos sufriendo la pérdida y estoy segura que quien se fue, prefería ese puesto a que fuera al revés y nosotros preferimos sufrir a que sufra el otro.
Feliz Navidad, de corazón.
