Llevo tiempo queriendo escribir, pero no os sonará raro que no encuentro el momento, unas veces porque no lo tengo y otras veces porque no lo siento, ya sabéis que yo escribo «desde la barriga», así que si no sale, no fuerzo…no hay necesidad.
Pero algo me ha hecho abrir hoy mi blog. Saber que hoy es el día del cuidador.
Cuidadores somos todos en cierta forma, por lo que todos nos deberíamos sentir hoy un poquito homenajeados, pero los que realmente me gustaría que se sintieran así son las miles de personas que atienden día tras día a personas enfermas, desde el alzhéimer hasta el cáncer, pasando por todos aquellos padres y madres que atienden a hijos con necesidades especiales y que tienen que elegir hasta qué punto van a estar disponibles para las personas que los necesitan.
Estos cuidadores, con muchísima frecuencia, son la personificación viviente de la palabra «resiliencia», esa capacidad de asumir con flexibilidad las situaciones difíciles, sobre todo, cuando se alargan en el tiempo. Pero no os creáis que esta capacidad es innata, sino que se desarrolla en el camino del cuidado y os puedo asegurar que está basada en el Amor que siente el cuidador hacia su persona cuidada, que no es poco y que, aún sabiendo que somos humanos y que pueden sentir momentos de frustración, de ira, de culpa por sentir estas emociones, son el ejemplo vivo de la generosidad y el olvidarse de sí mismos.
Un beso muy muy fuerte para todos los cuidadores, realmente un día de reconocimiento se queda muy corto…
