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No hay dos pacientes iguales. No hay dos diagnósticos iguales.

Sonia Esquinas. Psicóloga Sanitaria

Formación Cualificada

Psicología sanitaria

Trayectoria consolidada

+ de 25 años de Experiencia

Ya he ido a ver con mis niños la película #Wonder.

Si aún no la habéis visto, os recomiendo, al igual que hice cuando comenté la película «Un Monstruo viene a Verme»( léelo aquí ) no leáis el artículo, que luego me acusáis de hacer spoiler!

La verdad es que yo no llevaba ninguna expectativa preconcebida, simplemente me daba una buena impresión y realmente no me equivoqué, bueno sí, me quedé corta.

En la película, más allá de ofrecer los sentimientos y las emociones en primera persona de un niño con una enfermedad genética que altera su imagen física con todo lo que esto conlleva de miedo a lo diferente, a lo que se sale de la norma, del acoso a los, supuestamente, más débiles… también nos hace reflexionar sobre otras situaciones que rodean a esta circunstancia:

El hecho de la soledad del hermano sano. Es muy normal que cuando tenemos un hijo con dificultades, nos volcamos en él, sin darnos cuenta que el otro, de alguna manera, también nos necesita, aunque no lo parezca.

Pero una característica común a estos hermanos de niños «especiales» es que son muy responsables y están acostumbrados a pedir poca atención, aunque la busquen desesperadamente.

Es muy significativa la foto de portada de la película, cómo el hijo enfermo va entre el padre y la madre mientras que la hermana va detrás, en segundo plano.

Como madre soy consciente de que aunque estemos mirando al hijo que más nos necesita, de reojo estamos mirando al que menos nos necesita y por supuesto, también estamos ahí, aunque no lo parezca.

-El sufrimiento de la madre a la vez que empuja y no mete en burbuja. El trabajo de Julia Roberts es simplemente maravilloso porque no actúa, realmente «vive» la situación y se expresa con lo que yo llamo «microgestos», esa comunicación no verbal que sale del alma, como llevarse la mano a la boca del estómago, (allí donde se sienten las cosas), cuando tiene ansiedad ante la nueva situación que va a vivir su hijo.

Una madre que muy al contrario de lo que seguramente le apetecería, empuja a su hijo a una situación que va a ser difícil para él, pero que es la que le conviene, evitando una sobreprotección que le dañaría más que le ayudaría. Poniendo de relieve lo que siempre aconsejo: «Quiero Buenos Padres/madres,  y no Madres/Padres buenos»que no es lo mismo porque los padres buenos son los que les dan a sus hijos lo que necesitan, no lo que el capricho les hace pedir.

Una madre que no se acobarda en su decisión aunque le cueste el enfado de su hijo con ella.

Una Madre que sobreprotege. En contraposición nos encontramos con otra madre, una que sobreprotege a su hijo, incluso hasta llegar a autoinculparse para proteger a un hijo con falta de valores, de empatía y orientado más hacia lo material que hacia lo humano, seguramente como resultado de la educación que le han dado y estoy segura que en el fondo, también era un buen chico.

-Y como resultado de todo, entra en juego la primera ley de newton, que  establece que «un objeto permanecerá en reposo o con movimiento uniforme rectilíneo al menos que sobre él actúe una fuerza externa», y esa fuerza externa, a mi entender somos los padres y las madres que vemos cuál es el movimiento y la dirección de nuestros hijos y actuamos sobre ellos, con intención y con intensidad, porque si no, no seríamos capaces de «guiarlos» acompañándolos en sus vidas.

…Creo que la veré de nuevo, aún se puede exprimir más. La recomiendo!!

 

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