Muchas veces escucho en distintos foros la necesidad que tenemos los padres de descansar y de no tener horarios y es cierto, las vacaciones están para desconectar, pero no puedo dejar de matizar esta idea.
Para ser exactos en la expresión, creo que la idea general no es no tener horarios sino ser más laxos en su cumplimiento.
Bajo mi punto de vista, uno de los grandes cambios que necesitamos en la educación es organizar mejor los periodos vacacionales. Entiendo que los niños en los diferentes trimestres terminan extasiados, no es difícil encontrar maestros que te dicen que los niños atienden menos, están más revoltosos y las calificaciones bajan.
En el otro extremo nos encontramos vacaciones estivales de tres meses, desde mediados de Junio a mediados de Septiembre. ¿Os habéis parado a pensar lo lento que pasa el tiempo en la infancia?. Tres meses es una eternidad para los niños, llega un momento en que viven al revés, se comen las mañanas durmiendo o bien se levantan muy temprano y se comen la tarde durmiendo, se duermen muy tarde, empiezan a comportarse de forma caprichosa, se aburren…los padres agotados de no horarios, de niños sin objetivos…Realmente se desconecta así?
Pienso que la mejor manera de afrontar las vacaciones en primer lugar sería que estuvieran mejor repartidas a lo largo del curso (aquí nos chocamos con la conciliación, ya lo sé), y en segundo lugar, que dentro de la relajación horaria, los niños siguieran teniendo rutinas básicas y pequeños «deberes» adecuados a su edad, pero no sólo escolares, sino también tareas de casa (Os remito al post http://soniapsico.obolog.es/ahora-tenemos-tiempo-2392578 Ahora que tenemos tiempo).
La «Cuesta de Septiembre» es dura, emocional y físicamente, no la hagamos más complicada por no saber o no querer gestionar los periodos vacacionales con el gran condicionante que tenemos, nuestros maravillosos hijos.
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