«Mi hijo de 3 años usa las tecnologías para relajarse».
Esta fue la frase con la que una madre justificaba que le dejaba la tablet a su hijo. Por supuesto que los juegos que usaba eran adaptados a su edad, como puzles.
Por supuesto, yo no estoy en contra de las nuevas tecnologías, faltaría más. Entiendo que son muy positivas e incluso yo las uso a veces en las terapias. Lo que no nos podemos permitir es un mal uso de las mismas.
Yo entiendo mal uso de las tecnologías cuando la frecuencia es excesiva. Hay niños que usan todo su tiempo libre entre unos aparatos y otros y no les queda tiempo para jugar con su imaginación.
Otro mal uso puede ser cuando a mi hijo le faltan habilidades sociales y en vez de trabajarlas y darle la oportunidad de que se relacione con muchos niños, atiendo a su demanda y le doy una tablet cuya principal característica es la individualidad y el aislamiento.
También entiendo mal uso de las tecnologías cuando se convierten en un medio y no en un simple fin de entretenimiento. Y es lo que estaba haciendo esta madre. Usaba la tablet para que su hijo se relajara. Entonces, en unos años, cómo iba este niño a conseguir momentos de tranquilidad?. Si no les damos a los niños formas naturales de llegar a este estado, siempre tirarán de su bagaje emocional y en este caso se tranquilizará con maquinitas…
Si mi hijo está activado o intranquilo, mi responsabilidad es darle herramientas mentales para que se relaje. Pero cómo podemos hacer esto?. Muy fácil. Jugando a respirar, cogemos el aire por la nariz y lo expulsamos poco a poco por la boca, pero antes lo mantenemos un rato en los pulmones. Qué divertido! A ver quién aguanta más!…
También podemos coger un libro y ojearlo (no digo leer porque en este caso el niño no sabía).
Podemos imaginarnos que estamos en la luna y vamos andando despaaaaacio…
Hay mil y una formas, pero sí es cierto que en cada una de ellas, nosotros debemos estar implicados, mientras que con una tablet no…y estamos siempre tan ocupados! Yo lo entiendo.
Pero la información es poder. Una vez que sé lo que estoy haciendo y lo que puede implicar mi acción, soy muy libre de elegirla o no, pero siempre estaré asumiendo las consecuencias.
