A lo largo de mis 22 años de profesión, me he encontrado a muchas personas que dicen «yo no creo en los psicólogos», «fui a uno y no me sirvió de nada», «son un sacadinero, te dicen cualquier tontería y ponen la mano para cobrar»…
Ciertamente, antes me dolía, me molestaba, me bloqueaba, no sabía cómo afrontar esa crítica. Hoy en día me hace gracia (la edad debe servir de algo a parte de para tener patas de gallo, jaja).
Sí, me hace gracia!!! porque he llegado a comprender por qué estas personas llegan a tales conclusiones y no es otra causa que esperan algo equivocado. Tienen un concepto de esta profesión como de solucionador de problemas, algo así como, «oiga, me pone una solución a esto?», y claro, así terminan.
Los psicólogos pertenecemos a las profesiones sanitarias, es decir, poseemos conocimientos, habilidades y actitudes para atender la salud, en este caso, la mental. Debemos estar titulados oficialmente y colegiados obligatoriamente para poder ejercer como tales.
A diferencia de los médicos ( encargados del cuerpo físico), no podemos recetar medicamentos aunque sí debemos estar al tanto de la farmacología porque muchos de nuestros pacientes también acuden a otros profesionales que sí les recetan medicinas que pueden influir en la conducta de nuestros pacientes.
Nosotros somos especialistas en el comportamiento humano y como tales, lo analizamos desde la individualidad de cada uno. A partir de ahí, informamos qué está ocurriendo y cómo sería la mejor manera de funcionar de otra manera para llegar a resultados distintos, en la mayoría de los casos, con técnicas adecuadas, probadas y validadas por numerosos estudios.
Así que nosotros ponemos «un camino» en el que acompañamos y motivamos, agarramos (que etimológicamente significa coger con fuerza) emocionalmente cuando el tránsito se hace cuesta arriba (que son muchas las veces), porque suele ser muy pedregoso hasta que llegamos juntos a la meta deseada.
Pero este camino no lo podemos hacer nosotros, ojalá! pero es imposible, el camino lo deben hacer nuestros pacientes y si ellos pretenden mantener una actitud pasiva en su propia mejora o símplemente ir a consulta una vez por semana y luego no «andar lo acordado» en el periodo entresesiones, NUNCA, llegaremos a conseguir los objetivos y es una pena, porque a veces, es más fácil el camino en la realidad que lo que nos supone el pensarlo.
Señores, lo siento, pero no somos magos.